La típica bizcochada gallega, un dulce esponjoso recubierto por una capa más tostada, que lo hace perfecto para tomar con el café, desayunando o como postre de una comida. Al no ser un bizcocho excesivamente dulzón, muchos también lo acompañan de queso y de membrillo. Sea cual sea la forma de tomarlo, ¡está riquísimo!